La gente se había vuelto idiota.
"Esta noche tomaremos una copiosa cena, beberemos los más caros brebajes y gastaremos todo el dinero que tenemos para así procurarnos todo el lujo y divertimento que merecemos. Total, mañana seremos pobres..."
miércoles, 13 de agosto de 2014
miércoles, 30 de julio de 2014
ESCAMAS Y PIEDRA (Parte 3)
DOCTOR
WHO
ESCAMAS
Y PIEDRA (Parte 3)
Por
Jose M. Payá
-Creo
que está todo. –Dijo el Doctor a Martha. –Hemos grabado los videos para los
huevos de pascua del dvd, hemos escrito en la pared de la mansión… No
deberíamos tardar mucho en poder volver…
-“Agáchate,
Sally Sparrow”, podrías haberlo adornado un poco, cualquiera diría que conoces
a Shakespeare en persona…
-Tengo
que ceñirme al “guión” que Sally me dio, debo seguir sus instrucciones lo más
exactamente que pueda. Nuestras vidas dependen de ello.
-Doctor,
no hemos comprobado el resto de la casa.
-Ya,
¿y?
-Que
esta es la casa de los ángeles, donde nos cogieron…
-Sí,
¿y?
-Corre,
Doctor. –El Doctor miró a Martha, quien estaba completamente girada y mirando
fijamente a un punto en la distancia. –Están aquí.
El
Doctor cogió a Martha por la muñeca y ambos corrieron escaleras abajo hasta
llegar al sótano.
-¡Es
aquí, aquí aparecerá la Tardis! –Dijo el Doctor con júbilo.
Cuando
los ángeles rodeaban a Martha y al Doctor, un conocido sonido comenzó a resonar
en el ambiente: la Tardis se materializó justo en el centro de las estatuas,
guareciendo al Señor del Tiempo y su acompañante en su interior. Por un momento
ambos vislumbraron a dos pasajeros cuyos rasgos les eran familiares, ella era
rubia y él tenía un aspecto desaliñado y descuidado cabello largo. Ambos
parecían desesperados. Sally Sparrow y Larry Nightingale se desvanecieron en el
aire sin advertir la presencia del Doctor y Martha.
-¿Y
eso? –Preguntó Martha sorprendida.
-Hemos
coincidido por un breve instante, ellos han quedado atrás.- El Doctor esbozó
media sonrisa.- Cosas del tiempo, se bambolea, trastabillea…
Sin
mediar más palabra y, mientras dirigía a Martha una mirada de complicidad, el
Doctor se puso a los mandos de la Tardis. Apretó varios botones de la consola y
su semblante cambió.
-Vaya,
creo que vamos a tener que parar a repostar.
-¿Repostar?-No
me lo digas, vamos a ponerle gasolina temporal a la Tardis. –Dijo Martha
socarronamente. -Y ¿dónde exactamente va a repostar una máquina del tiempo?
-Adivina.
-¿La
luna, quizás? ¿Hay una gasolinera espacio-temporal en la luna? –Dijo
burlándose.
-¡Oh,
vamos Martha, no digas tonterías! ¡Estuviste allí! Solo había rinocerontes
espaciales…y un vampiro…y un hospital…
-Claro,
mucho más normal…entonces ¿dónde?
-Pronto
lo sabrás. –Dijo el Doctor con una amplia sonrisa y accionó la palanca de la
Tardis. Mientras ambos pasajeros bromeaban, unas siglas aparecieron en un
monitor secundario del panel de mando de la nave, rezaban: Y.A.N.A.
-FIN-
El presente relato breve se
adscribe entre los capítulos “Parpadeo” y “Utopía” de la tercera temporada de
la serie moderna de Doctor Who. No obstante, también hay alusiones a otros capítulos
como “El tiempo de los ángeles”, “Carne y piedra”, “Los hombres de nieve” y “Un
hombre bueno va a la guerra” entre otros.
DOCTOR WHO
SCALES AND STONE (Part 3)
By Jose M. Paya
‘I think that’s all. -Said the Doctor to Martha.’ We
have recorded the videos to dvd easter eggs, we have written on the wall of the
mansion ... should not take long to get back...
‘"Duck, Sally Sparrow", you could have ornamented
it a little, it is difficult to believe that you met Shakespeare in person…’
‘I have to stick to the "script" that Sally
gave me, I follow her instructions as closely as possible. Our lives depend on
it.’
‘Doctor, we have not checked the rest of the house.’
‘Yeah, so?’
‘That… this is the home of the Angels, where we got caught...’
‘Yeah, so?’
‘Run, Doctor. -The Doctor looked at Martha, who was completely
turned and staring at a point in the distance.’ They're here.
The Doctor grabbed Martha by her wrist and both ran
down the stairs until they reached the basement.
‘It's here, the Tardis will appear here!’ Said the
Doctor with joy.
When the angels were surrounding Martha and the
Doctor, a familiar sound began to resonate in the environment: the Tardis
materialized right in the center of the statues, giving shelter to the Time
Lord and his companion inside of the police box. For a moment both envisioned
two passengers whose features were familiar, she was blond and he had a
disheveled and unkempt long hair. Both seemed desperate. Sally Sparrow and
Larry Nightingale vanished into thin air without noticing the presence of the
Doctor and Martha.
‘How so?’ He asked Martha surprised.
‘We have coincided for a brief moment, the Tardis have
left them behind. - The Doctor smiled half a smile.’ Wibbly wobbly timey
wimey…stuff…
Without another word, and while he looked at Martha
with complicity, the Doctor stood at the controls of the Tardis. Pressed
several buttons on the console and his countenance changed.
‘Well, I think we're gonna have to stop to refuel.’
‘Refuel? Don’t tell me, we are going to fill the
Tardis with temporary gasoline, aren’t we?’ Martha said slyly. And where
exactly will refuel a time machine?
‘Guess where.’
‘The moon, perhaps? Is there a time-space station on
the moon?’ Said Martha mocking.
‘Oh, come on Martha, do not talk nonsense! You’ve been
there! There was only space rhinos ... and a vampire ... and a hospital...’
‘Sure, much more normal ... then where?’
‘Soon you'll know.’ Said the Doctor with a big smile
and toggled the Tardis. While both passengers joked, an acronym appeared on a
secondary monitor in the control panel
of the ship, read: YANA
-The
End-
This
short story is attached between the chapters "Blink" and
"Utopia" from the third season of the modern series of Doctor Who.
However, there are also references to other chapters as “Time of the Angels",
"Flesh and Stone", "The Snowmen " and "A Good Man Goes
to War" among others.
jueves, 17 de julio de 2014
ESCAMAS Y PIEDRA (Parte 2)
-DOCTOR
WHO-
ESCAMAS
Y PIEDRA (Parte 2)
Por
Jose Manuel Payá
-¡Martha,
corre!- Gritó el Doctor. La llave de la Tardis cayó de su bolsillo debido a la
carrera y quedó oculta entre muebles viejos en uno de los pasillos principales.
Tres figuras corrían agónicamente por las sinuosas estancias y pasillos de
aquella vieja mansión mientras eran acechadas por infalibles adversarios. Al
volver la vista atrás, solamente unas estatuas se presentaban como improbables
persecutores pero, tan pronto como se cortaba el contacto visual, aquellos
seres abandonaban su hierática condición para dar paso a una voraz carrera en
pos de las tres ansiadas víctimas.
-¡Doctor ¿Cómo pueden hacer eso?! –Preguntó Martha
mientras corrían escaleras abajo.
-¡Cuando las miramos sufren un cierre cuántico, es como
si se volviesen de piedra, pero si dejamos de mirarlas se moverán para
cazarnos!
-¡Pero, ahora no las estamos mirando!
-¡Un parpadeo, Martha, un solo parpadeo y estamos
perdidos! ¡Me he enfrentado a muchos enemigos y, fuera cual fuese su habilidad,
o su punto fuerte, o su truco, siempre ha habido una estrategia que nunca me ha
fallado: correr!
El Doctor había ido junto con Vastra y Martha a la
mansión de Wester Drumlins siguiendo
las pistas de la carpeta de Sally Sparrow y ahora un enjambre de ángeles les
perseguía, tratando de darles caza.
-¡No podemos seguir así siempre! –Dijo Vastra y, acto
seguido paró de correr al tiempo que se daba la vuelta y desenfundaba su sable.
Enfrentó a los ángeles y estos volvieron a su estado estático. –¡Corred,
Doctor!
-¡Vastra,
no! –Gritó el Doctor.
-Me encontraste llena de ira y ansias de venganza, pero
me hiciste cambiar de parecer solo con palabras, te debo esto, Doctor.
-¡No me debes nada! –Profirió desesperadamente el Doctor.
-¿No hagas tonterías, ven aquí!
-Marchaos… mi sitio no está aquí. Con suerte me enviarán
a una época interesante del pasado…siempre me ha fascinado la era
Victoriana…-Dijo Vastra girándose hacia el Doctor y Martha. En ese momento, un
ángel, cuyo brazo quedaba oculto por la figura de la guerrera verde, extendió
su dedo índice y tocó a la dama Silurian en el cuello. La mujer lagarto se
evaporó instantáneamente dejando como última imagen una triste sonrisa que se
perdió en el aire.
El Doctor y Martha comenzaron a correr sin mirar atrás
pero cuando llegaron a la Tardis, la cual habían dejado aparcada delante de la
mansión, los ángeles los acorralaron.
-“Los ángeles tienen la cabina telefónica…” ¡Ahora todo
tiene sentido… Tenemos que encontrar a Billy Shipton! ¿Has visto alguna vez el aterrizaje del hombre en la luna, Martha?
–La chica miró al Doctor desconcertada al tiempo que éste les sonreía
ampliamente a los ángeles y cerraba los ojos. Nadie los miraba ahora. Ambos
desaparecieron tras el toque de las estatuas.
-DOCTOR WHO-
SCALES AND STONE (Part 2)
By Jose Manuel Paya
‘Martha, run!’ Shouted the Doctor. The key to the
Tardis fell from his pocket due to the race and was hidden among old furniture
in one of the main corridors. Three figures ran desperately through the
sinouous rooms and corridors of this old mansion while being stalked by
infallible adversaries. When you look back, only statues were presented as
improbable persecutors but as soon as eye contact is cut, those beings abandon
their hieratic condition to make way for an avid race to chase the three
coveted victims.
‘Doctor, how can they do that!’ Asked Martha as they
ran down the stairs.
‘When we look at them, they are quantum-locked, it is
like if they were made up of stone, but if we stop looking at them, they start
moving to hunt us!’
‘But now we are not looking at them!’
‘One blink, Martha, one blink and we are lost! I have
faced many enemies and, whatever their ability, or strength, or trick, there
has always been a strategy that has never failed me: run!’
The Doctor had gone with Vastra and Martha to Wester
Drumlins mansion following the clues from Sally Sparrow’s folder and now a
swarm of angels were chasing them, trying to hunt them down.
‘We can’t go on forever!’ Said Vastra, and thereafter
stopped running while she turned and drew her saber. She faced the angels and
they returned again to their static state. ‘Run, Doctor!’
‘Vastra, no!’ Shouted the Doctor.
‘You found me full of anger and seeking for revenge,
but you did change my mind just with words, I owe you this, Doctor.’
‘You owe me nothing!’ Uttered the Doctor desperately.
‘Do not do anything stupid, come here!’
‘Go away ... my place is not here. Hopefully they will
send me to an interesting time in the past ... I have always had fascination
for the Victorian era.’ Vastra said turning to the Doctor and Martha. At that
time, an angel, whose arm was hidden by the body of the green warrior, extended
his index finger and touched the Silurian lady neck. The lizard woman instantly
evaporated leaving as a last image a sad smile that got lost in the air.
The Doctor and Martha started running without looking
back but when they reached the Tardis, which it had been left parked in front
of the mansion, angels cornered them.
‘The angels have
the phone box ... Now it all makes sense ... We have to find Billy Shipton!
Have you ever seen the man landing on the moon, Martha?’ The girl looked
puzzled at the Doctor while he smiled widely to the angels and closed his eyes.
Nobody looked now. Both disappeared after the touch of the statues.
jueves, 10 de julio de 2014
Crónicas de Gallifrey
Crónicas de Gallifrey es un nuevo espacio en este blog donde irán viendo la luz distintos microrrelatos basados en el universo de Doctor Who. Los relatos se dividirán en tres partes publicadas en tres semanas consecutivas con tal de poner en práctica el buen uso de los cliffhangers y no dejarle el monopolio al maestro Steven Moffat. La idea es que estos microrrelatos rellenen huecos entre los capítulos más queridos o se relacionen con alguna de las tramas de la serie. El primer relato se llama "Escamas y Piedra" y está enmarcado entre los capítulos "Blink" y "Utopia" así que para una experiencia completa os invito a que veáis primero "Blink", luego leáis las tres partes de este relato y finalmente veáis "Utopia". Espero que os guste.
-DOCTOR
WHO-
ESCAMAS
Y PIEDRA (Parte 1)
Por
Jose M. Payá
-¿A
qué ha venido eso de la migración y la eclosión? –Preguntó el Doctor a Martha
con una mueca de fastidio mientras ambos corrían calle abajo.
-¡No
sabía qué decir para captar tu atención! ¡Estabas ahí embelesado con la rubia
esa y me estaba desesperando de pensar que ese lagarto hacía rato que había
cogido el metro tres paradas atrás!–Respondió Martha visiblemente alterada. -¿Y
tú por qué has dicho que pasaban cuatro cosas y un lagarto? ¿De dónde te has
sacado esas cuatro cosas?
-¡Bueno,
era solo por hacerme el interesante, tampoco hay por qué dar explicación a
todo! –Dijo el Doctor al tiempo que su compañera disparaba con su arco sin que
este pudiese evitarlo. La flecha se dirigió rápidamente hacia una mujer
lagarto. Justo antes de impactar en su hombro, la mujer lagarto desenvainó un
afilado sable e hizo trizas la flecha.
-¡Martha,
te dije que los arcos y las flechas eran solo para intimidar! –Dijo el Doctor
quitándole el arma de la mano a su compañera y llevándola tras un coche.
-¡Lo
siento, Doctor! ¡Ese lagarto se iba a abalanzar sobre mí y me he asustado!
–Replicó Martha Jones, visiblemente alterada.
-¡Perdone,
señora Silurian! ¡Es que mi amiga tiene fobia a los lagartos porque una
salamandra le mordió mientras se enviaba mensajes y comía bollos con un chico!
–Gritó el Doctor mientras asomaba parcialmente la cabeza por encima del coche y
guiñaba un ojo a Martha.
-¡¿Eso
es una mujer?! ¡¿Comer bollos?! De verdad que eres un extraterrestre… Si me
estuvieses ayudando en lugar de estar ojeando esa carpeta quizás nos iría
mejor. –Le dijo Martha mirándolo con desesperación.
El
Doctor estaba inmerso de nuevo en sus cávilas mientras inspeccionaba el
contenido de la carpeta.
-¿Quién
será esa tal Sally Sparrow? – Preguntó en voz alta el Doctor mientras ponía una
mueca bastante teatral.
-Tienes
ojos para todas menos para mí…-Musitó entristecida la chica.
-Perdona,
Martha, no te estaba escuchando ¿Cómo dices? –Dijo el Doctor sin levantar la
vista de la carpeta.
De
pronto, la Silurian agarró a Martha por el cuello apareciendo inadvertidamente
detrás de ella.
-¡Doctor!-Gritó
Martha!
-¡Oye,
para! –Dijo el Doctor sin dejar caer la carpeta de Sally Sparrow.- Según el
Tratado de la Proclamación de las Sombras tu pueblo y los humanos estáis en
paz. ¿Qué has venido a buscar?
-¡Yo
no he venido!- Respondió desconfiada y agresivamente la Silurian.- Me
encontraba dirigiendo una expedición subterránea por unas cuevas donde se había
estrellado una nave en el planeta Alfava Metraxis, y había algo entre las
sombras, algo que silenciosamente fue acabando con todas mis hermanas. De
pronto me encontré sola en una cavernosa estancia llena de estatuas y algo me
tocó por la espalda. Lo siguiente que recuerdo es aparecer en la estación del
metro. Toda la gente me miraba y gritaban…Pensé que iban a atacarme, no sabía
lo que estaba pasando así que me defendí y huí hasta aquí.
-Estatuas…
Es lo mismo que dice Sally Sparrow… Creo que has sufrido un desplazamiento
temporal…Soy el Doctor y ella es Martha, ¿podrías soltarla? Te prometo que solo
queremos ayudar. –Dijo el Doctor en tono amable.
-Me
llamo Vastra, no sé dónde estoy, por favor, ayudadme.
-DOCTOR WHO-
SCALES AND STONE (Part 1)
By Jose M. Payá
‘What was that for migration and hatching?’ The Doctor
asked Martha with a grimace of annoyance as the two ran down the street.
‘I did not know what to say to get your attention! You
were there spellbound with the blonde I was getting desperate and thinking on that
lizard which had long since taken the subway three stops ago!’ Answered Martha
visibly upset. ‘And why you said you four things and a lizard were happening?
Where did you get those four things?
‘Well, I was trying to make it more interesting, there
is no explanation for everything! -Said the Doctor as his companion shot with
his bow so fast he couldn’t avoid it . The arrow went quickly into a lizard
woman. The lizard woman drew a sharp sword and shattered the arrow into pieces preventing
it smite her on the shoulder.
‘Martha, I told you that bows and arrows were only to
intimidate!’ Said the Doctor taking the weapon from her and taking his partner behind
a car.
‘I'm sorry, Doctor! That lizard was going to pounce on
me and I got scared!’ Martha Jones replied, visibly upset.
‘Excuse me, ma'am Silurian! Forgive my friend, she has
a phobia of a lizards because she was bitten by a salamander while texting and
eating scones with a guy!’ Shouted the Doctor while sticked his head partially
above the car and winked at Martha.
‘Is that a woman?! Eating scones?! You really are an
alien ... If you were helping me instead of flipping that folder perhaps we
would do better.’ Said she looking desperately at him.
The Doctor was again immersed in their meditations
while inspecting the contents of the folder.
‘Who is that Sally Sparrow?’ Asked aloud the Doctor while
putting a rather theatrical grimace.
‘Have eyes for all but for me ...’ Muttered the girl
sadly.
‘Sorry, Martha, I was not paying attention to you,
what have you said?’ Respond the Doctor without looking up from the folder.
Suddenly the Silurian grabbed Martha by the neck
inadvertently appearing from behind her.
‘Doctor!’ Martha shouted.
‘Hey, stop!’ Said the Doctor without dropping Sally
Sparrow’s folder-. According to the Treaty of the Shadow Proclamation, your
people is in peace with humans. What have you come for?
‘I have not come’ Replied distrustingly and
aggressively the Silurian. ‘I was running an underground expedition through caves
where it had been a crashing of a spaceship on the planet Alfava Metraxis, and
there was something in the shadows, something that quietly was ending all my
sisters. Suddenly I found myself alone in a cavernous room full of statues and
something touched my back. The next thing I remember is appearing at the subway
station. Everyone looked at me and screamed ... I thought they were going to
attack me, I didn’t know what was happening so I defended myself and runaway ‘till
here.’
‘Statues ... is the same as Sally Sparrow said ... I
think you've suffered a temporary displacement ... I'm the Doctor and she is
Martha, could you release her? I promise we only want to help.’ Said the Doctor
amiably.
‘My name’s Vastra, I don’t know where I am, please
help me.’
miércoles, 2 de julio de 2014
SOLO LOS DIOSES PODRÁN REMEDIARLO
Tras
haberlo meditado durante largo tiempo, ocupando sus pensamientos en cávilas
insatisfactorias, Berenice decidió abrirse paso hacia el Olimpo.
Hacía
ya demasiados años que se vivía una situación insostenible, primero comenzó a
pequeña escala pero pronto llegaron noticias que relataban como el mismo mal
que se cebaba con la antaño respetable polis de Berenice se extendía como una
infesta plaga por todo el territorio conocido de la tierra. Pronto empezó a
circular por el ágora el rumor de que los gobernantes habían vivido por encima
de sus posibilidades, pero éstos achacaban precisamente eso mismo al resto de
la población, sentenciando claramente que la culpa de todo era del ciudadano
promedio que apenas sí tenía para lograr el más básico de los sustentos.
Las
noticias no cesaban de llegar del exterior de Grecia y, lejos de ser buenas
nuevas, asemejábanse más bien a los tristes lamentos emitidos por in indefenso
animal que vive sus últimos momentos por culpa de un cazador que solo ansía de
él exhibir su testa sobre su diván
La
población comenzaba a inquietarse pues, lo que en principio solo parecía una de
esas habladurías que se esparcen para el divertimento de un malvado que, bien
por aburrimiento o bien por la persecución de fines más oscuros y difusos,
decide iniciar el rumor dándole una sobria credibilidad al emitirlo por vez
primera, empezaba poco a poco a adquirir sucios tintes de palpable realidad.
Llegó
a tal punto que el conjunto de los habitantes de la polis acordó exigir una
explicación a sus gobernantes quienes, hasta ese momento, no solo no se habían
pronunciado al respecto sino que negaban categóricamente la existencia de una
situación semejante y reían con nervioso gesto como haría una hiena en
presencia de un grupo de leones. Ya dijo Platón por boca de un ficticio
Sócrates que solo debería gobernar aquel que no tuviese ningún ansia de poder,
el filósofo rey, y también vaticinó que incluso a ese noble gobernante habría
que destituirlo del cargo a su debido tiempo antes que la corrupción se hiciera
presa de su alma puesto que, al fin y al cabo, no dejaría de ser un humano por
muy sabio y altruista que aparentase ser en un principio.
Un
día, sin previo aviso, la clase política al completo se desvaneció sin dejar
rastro. El pueblo acudía a ver a sus gobernantes y solo encontraba réplicas mal
talladas, pobres infelices con burdos disfraces, señuelos iletrados que
evidenciaban la treta. Según parecía,
los auténticos cargos se habían esfumado a un destino incógnito para no volver,
al menos no hasta que la situación volviese a su cauce si es que tal cosa era
todavía posible. Tras su precipitada huida podían verse regueros de monedas que
habían ido cayendo debido al poco cuidado que algunos de los cargos pusieron a
la hora de emprender su camino al exilio: sus bolsas debían rebosar tanto que
cedieron las costuras de algunas de ellas y tan solo quedaron como testigo de
tan ruin conducta unas tristes monedas lo suficientemente pequeñas como para
poder resbalar por el desgarro del tejido.
Las
nuevas que llegaron desde el exterior después de ese lamentable acontecimiento
convertían a la tierra de los olímpicos en una caricatura de lo que había sido:
la gloria de antaño quedó para la mitología y el arte y la cruda realidad se
cernió como famélica alimaña aferrando su codiciada presa.
Fue
ante tanta desgracia, hambre, muerte y tristeza que Berenice decidió pedir una
explicación a los dioses y un buen día emprendió peligroso viaje hacia el monte
Olimpo, morada de todos los soberanos del panteón.
El
camino se presentó plagado de abruptas dificultades y oscuros peligros para
Berenice quien, desoyendo los consejos de todo aquel a su alrededor se encaminó
hacia un viaje sin retorno.
Una
vez alcanzó las faldas del ciclópeo monte su cuerpo parecía ya no responder a
su voluntad y acabó por desfallecer. Debió pasar varias horas tendida hacia el
firmamento hasta que un buhonero la encontró. Cuando recobró el conocimiento,
oyó de su rescatador el relato de cómo la situación se había recrudecido a lo
largo y ancho de todo el territorio conocido. Esto provocó en Berenice tal
impacto que sirvió de revigorizante, más mental que físico, y se decidió a
reemprender su camino, desoyendo esta vez los consejos del buhonero, quien
manifestó cierta preocupación por el estado de salud de la chica.
Dejando
todo atrás, Berenice comenzó el ascenso hasta la morada de los dioses. El
Olimpo probó ser peor adversario para la valiente chica que el resto del
trayecto, el cual, ahora, le pareció un sendero tapizado en algodones en
comparación. Cuando la montaña se volvió más escarpada, las manos entumecidas
de Berenice apenas ya respondían a su dueña. A mitad de la ascensión, uno de
los pies de la valerosa joven dejó de articularse debido a la congelación y
provocó la caída desde unos pocos metros de la fatigada chica. No obstante,
hizo acopio de energías, sacando de dónde apenas ya quedaba nada y consiguió,
sin casi ser ya consciente de lo que hacía, debido a la falta de oxígeno
derivada de la altura y del avanzado estado de congelación de sus extremidades,
coronar la cima del descomunal monte. Ante ella apareció el palacio, la morada
de los olímpicos. Durante la ascensión, mientras rememoraba todos los
acontecimientos que propiciaron su decisión de emprender este viaje hacia lo
desconocido, dudó en no pocas ocasiones acerca de si existiría verdaderamente este
palacio celestial o si al llegar a la cima solamente encontraría un páramo
vacío y la consecuente muerte. Pero ahora que lo tenía ante sus ojos no cabía
duda, y en el marchito ánimo de Berenice surgió una nueva esperanza que la
ayudó a adentrarse en el panteón a pesar de encontrarse en un estado tan
precario en el que la muerte podía sobrevenirle en cualquier instante.
Con
sus últimas fuerzas empujó las pesadas puertas del palacio del Olimpo y la
tenue luz del exterior dejó entrever una gran sala manchada por la oscuridad.
Al principio no vio nada pero pudo apreciar lo suficiente como para ver que
aquella sala no conducía a ningún lugar, pero cuando la vista de Berenice se
acostumbró a la oscuridad, adivinó las inmensas formas de doce gigantescos
tronos y al agudizar la vista y reparar incrédula en toda la enorme sala,
Berenice cayó de rodillas al suelo y, profiriendo un desgarrador alarido de
desesperación, exhaló su último aliento.
La
luz del alba se filtró mejor por el gran pórtico del panteón y poco a poco fue
descubriendo la dantesca escena: uno a uno fueron quedando expuestos los doce
cadáveres de los dioses olímpicos, congelados en su rictus final mucho, mucho
tiempo atrás.
miércoles, 11 de junio de 2014
Idiocy in the World
Among
all the pandemics and different plagues that have crushed the humankind
throughout all its existence the most serious one is undoubtedly the dominant
idiocy intrinsic to all human being. It has scourged us during our whole
existence and it is far from disappearing, instead it seems to grow stronger
and nastier each singular day depriving us from applying to it a satisfactory
solution. Nevertheless, this uncanny and ignominious epidemic has caught the
attention of some people and the concern about a possible solution has arisen
lately. One of the potential propositions which has emerged as a possible
solution to end with this illness would be to search all idiocy outbreak and
work hard to eradicate it once and for all. The drawback to this possibility is
that new sprouts could arise after all the efforts done in eradicating the previous
ones, so it would require a constant vigilance and eradication. Another
different alternative would be trying to prevent idiocy to emerge going straight
to its origin and trying to destroy it just before its first appearance. Maybe
it would be necessary to obliterate it a couple of times in some cases if it
has not been detected sufficiently in advance but even in these cases this
would help to positively reinforce those suffering from the disease by creating
a habit of eliminating each idiocy upsurge as soon as it appears. The main
inconvenient we could find in this one is that we should try to avoid exposing these
people to chronically ill human beings, since it would finally lead to a new
revival of the illness and all the work done would have been in vane. So maybe
the best choice it would be a combination of both of them, since we would
eradicate first the existent problem and then we would work on trying to avoid
new sprouts in people who have been not ill before. Idiocy in the world is a
worrying epidemic of our time but we know the medicine for it, and it is to
educate people, the only remaining problem is to convince the world about their
illness in order to be able to apply the cure.
Crítica "Misterio" de Chema García Ibarra
FICHA TÉCNICA
TÍTULO:
Misterio
ACTORES: Jose Manuel Ibarra
DIRECTOR:
Chema García Ibarra
ESCRITOR:
Chema García
Ibarra
PRODUCTOR:
Leonor Díaz y Chema García Ibarra
FOTOGRAFÍA: Alberto Gutiérrez
Elche
(España). 2013
DURACIÓN: 12’
GRANDES
TRABAJOS SIN NECESIDAD DE GRANDES RECURSOS
Un astronauta llegado del futuro atrapado en una
vida cotidiana, un muchacho a la espera de una invasión de una raza de robots
extraterrestres, unos ninjas en formato U-matic…Hablar de Chema García Ibarra
es hablar de propuestas interesantes con muy bajo coste, lo que demuestra que
habiendo un buen trabajo de guión y una concienzuda preparación previa, no es
necesario contar con presupuestos multimillonarios para ofrecer al público un
producto de calidad.
Recuerdo perfectamente la primera vez que tuve la
oportunidad de ver El ataque de los
robots de Nebulosa-5: a primera vista parece un proyecto de ciencia-ficción
de bajo presupuesto donde uno espera elementos herederos del cine de Ed Wood
con los nostálgicos efectos especiales del cine de ciencia-ficción de los 50.
Pero hay algo más. Efectivamente Chema García Ibarra se sirve de una estética
fuertemente representada por la utilización del blanco y negro que junto con el
título nos remite a otros trabajos de Ed Wood como Plan 9 del espacio exterior, pero Chema García Ibarra va más allá,
mucho más allá.
Si tuviéramos que resumir su obra en una palabra
ésta podría ser “soledad” ya que sus personajes principales siempre aparecen
separados de una forma u otra del resto de la sociedad -en Protopartículas por una escafandra, en El ataque de los robots de Nebulosa-5 por la incredulidad de la
gente hacia el protagonista.- y esto crea un elemento común en cada trabajo del
realizador que refleja su estilo y construye su propia identidad y su propio
universo.
Chema García Ibarra nació en Elche en 1980 y a pesar
de que se licenció en Publicidad y relaciones Públicas su vida tomó un nuevo
rumbo cuando su cortometraje El ataque de los robots de Nebulosa-5 comenzó su gira por nada menos que
350 festivales de todo el mundo. Esto le procuró el obtener más de 110 premios,
entre los cuales se pueden contar Cannes o Sundance. Además, llegó a conseguir
la preselección al Oscar y al Goya y obtuvo el Méliès de Oro. El corto se ha
convertido en uno de los más premiados de los últimos tiempos y se ha llegado a
considerar a Chema García Ibarra como uno de los realizadores Españoles más
influyente de la última década.
Tras el éxito de este cortometraje,
escribió, produjo y dirigió Protopartículas
el cual cosechó también gran número de premios, y llegó a optar al prestigioso
Oso de Oro del Festival de Cine de Berlín en la pasada edición de 2013 con su
último trabajo Misterio cuya enigmática
sinopsis - “Dicen que si pegas la oreja a su nuca oyes hablar a la
Virgen”- habla por sí sola. Ahora compite en Sundance 2014 con este mismo cortometraje.
Este
realizador también ha llevado a cabo interesantes incursiones en el mundo del
videoclip entre los que servidor destacaría I
feel Alive de Alondra Bentley, con una ingeniosa puesta en escena, o Flashback al revés de Klaus&Kinski donde se lleva a cabo un impresionante
uso de la técnica de animación stop-motion combinada con la pixelación
(stop-motion con actores reales). Recientemente también ha estrenado su primer
largometraje, Uranes, llevado a cabo
a través de un proyecto conjunto de #littlesecretfilm y Calle 13 y que también está
recibiendo muy buenas críticas.
En definitiva,
nos encontramos ante un autor diferente, único, que se aleja de todo lo visto
hasta ahora, con un universo propio más que afianzado, capaz de combinar con
maestría la melancolía y la tristeza de la vida cotidiana con elementos de
ciencia-ficción y humor bien dosificado. Encontramos en su obra una serie de
constantes que la definen, como la aparición de Carmina Esteve y Jose Manuel Ibarra
como actores fetiche en la práctica totalidad de sus trabajos, la utilización
del blanco y negro, la narración en off y lo fantástico perfectamente encajado
en lo cotidiano, entre otras. Por todo esto, Chema García Ibarra se ha ganado a
pulso la reputación que ha cosechado puesto que ha sabido decir algo distinto
en un mundo en el que aparentemente estaba todo dicho.
Todas las críticas de esta sección fueron escritas para la revista cultural de la Universidad de Alicante y se publicaron originalmente en www.veu.ua.es
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